Características y beneficios de los endulzantes naturales
El requerimiento casi adictivo de sabores dulces, es reflejo de un organismo sobrecargado y colapsado. No olvidemos que los azúcares representan un reclamo por energía rápida. A través de un trabajo depurativo, veremos que dicha demanda disminuye notablemente, al aumentar la energía interna y genuina. Más allá de esto, y como sucede con todos los alimentos, debemos evitar excesos, cuidando el aspecto cualitativo de los elementos endulzantes.
En este grupo debemos privilegiar su origen natural y la completa ausencia de refinación o adulteración. Las mejores fuentes endulzantes son:
- Miel de abejas
- Azúcar integral de caña (tipo mascabo)
- Harina de algarroba
- Frutas pasas (dátiles, higos, pasas de uva, etc.)
- Frutas frescas
En el caso de la miel de abejas, evitar que sea pasteurizada o sobrecalentada, proceso usado industrialmente, que genera mieles fluidas pero "muertas", por inactivación de sus valiosas vitaminas y enzimas. La miel sólo es naturalmente fluida en el momento de la extracción y a temperatura ambiente, pero cuando la temperatura baja de 14°C, debe cristalizar.
La miel es un endulzante natural, sin procesos de refinación (como el azúcar blanco) y sin conservantes (como las mermeladas), los cuales bloquean la asimilación de minerales en el organismo. Por su composición equilibrada, la miel resulta de fácil asimilación y aporta una gran riqueza de elementos al organismo Allí radica la gran diferencia con el azúcar refinado (sacarosa), que consume reservas del organismo para poder ser asimilado y genera fermentaciones intestinales.
Respecto al azúcar mascabo, no confundir con los azúcares "rubios" o "negros" que se obtienen por caramelización de los cristales de sacarosa refinada. El buen mascabo no debe tener cristales brillantes, ya que se obtiene por simple concentración del jugo de caña, cuyo residuo sólido es molido y da lugar a un polvo grueso y pastoso. Al no tener refinación, debemos tener en cuenta que el mascabo, además de endulzar, aporta sabor a caña.
En cuanto a la algarroba, podemos consumirla en forma de harina (se puede agregar a líquidos, panificados o postres, como endulzante y saborizante) o como patay (especie de turrón obtenido por cocción de la mezcla de harina de algarroba y agua), sobresaliendo su fuerte dulzor natural y su aire a chocolate.
Los diabéticos pueden utilizar la yerba dulce, hierba que además de brindar sabor dulce, no aporta hidratos de carbono. Este edulcorante vegetal (Stevia rebaudiana) no tiene los efectos negativos de los edulcorantes sintéticos, comprobadamente perjudiciales para la salud. En estado natural (hojas) entrega su principio endulzante por contacto con líquidos calientes (infusiones, mate).
El extracto líquido integral de yerba dulce conserva los principios activos de la hierba, que es antiácida, antibacteriana bucal, cardiotónica, diurética, sedante suave, digestiva, mejora el metabolismo, hipoglucemiante (baja el azúcar en sangre), anitmicótica (anti hongos) e hipotensora (reduce la tensión). Única recomendación, consumirla siempre acompañada con hidratos de carbono, para no engañar al cuerpo.
Aunque no aportan dulzor, es importante hacer uso de aquellos saludables sabores asociados a las preparaciones dulces; nos referimos al cacao amargo (semilla apenas molida), la vainilla (usar la chaucha o la esencia que podemos elaborar sencillamente en casa, macerándola en alcohol), el cardamomo (entero o molido), la canela (en rama o en polco) o el jengibre (preferiblemente ralladura fresca).
Extraído del libro "Alimentos saludables".
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